Las praderas se encuentran en aquellos lugares en que no se dan precipitaciones
suficientes para sostener el crecimiento de un bosque, pero sí para que no se forme un
desierto.
Las praderas son, por lo general, terrenos abiertos y bastante llanos, y se dan en todos los continentes menos la Antártida. La mayoría se encuentran en las zonas más secas del interior de los continentes.
Existen dos tipos diferentes de praderas: tropicales y templadas.
Las praderas tropicales son cálidas durante todo el año, pero normalmente tienen una
estación seca y otra de lluvia. Una de estas praderas tropicales, la sabana Africana, sirve de hogar a algunas de las especies animales más reconocibles del mundo, como los elefantes, las jirafas, los rinocerontes, las cebras, los leones, las hienas y los jabalíes africanos.
Las praderas templadas, que reciben una media de entre 25 y 75 centímetros de lluvia al año, tienen hierba más baja, en ocasiones de tan sólo unos milímetros. Estas zonas tienen dos estaciones: la estación de crecimiento y la de letargo. Durante la estación de letargo, la hierba no puede crecer porque hace demasiado frío. Los animales que viven están adaptados a las condiciones secas y ventosas de éstas. Son animales de pastoreo como la gacela y el ciervo; animales de madriguera como el ratón y la liebre; y depredadores como
la serpiente y el coyote.
Cuando llega la estación de lluvias, muchas praderas se cubren de flores, y algunas de ellas pueden sobrevivir durante el invierno gracias a la ayuda de órganos de almacenaje subterráneos y tallos de base gruesa.
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